Fotografía del Diario Vasco.

 

 

          Al examinar las acuarelas de Hornbrook podemos intuir su antigüedad, ya que no hay rastro de ninguna otra tumba en el cementerio. Puede que estemos ante una de las primeras inhumaciones del campo santo, por lo que es muy probable, aunque esto es una suposición, que se trate de muertos en los combates de 5 de mayo de 1836 por los altos de Ayete.

 

(1)     ANÓNIMO. “Journal of the Movements of the British Legion”. Londres. 1836. Pág. 259 a 262.

(2)     Dibujos de Richard Lyde Hornbrook. Diputación Foral de Guipúzcoa.

(3)     Fotografía en la que se ven los restos de dos de los tres militares encontrados durante la excavación de 2013, realizada con alumnos del Instituto Peñaflorida de Donostia-San Sebastián.

13.- LÁPIDAS Y MONUMENTOS EXISTENTES

13.1.- LAPIDA EN HONOR DE INGENIEROS REALES

          Esta lápida seguramente sea fruto de un testimonio de cariño y recuerdo que compañeros del Real Cuerpo de Ingenieros Británicos, presentes en San Sebastián con la Legión Auxiliar Británica, colocaron en este lugar honrando la memoria de los que les precedieron y cayeron en combate.

          No es contemporánea de la Guerra de Independencia, y menos aún señala la tumba de oficiales ingleses. Es imposible que fuesen enterrados en este lugar, ya que al menos uno de ellos, Machell, cayó el 25 de Julio de 1813.

          El estado actual de esta lápida es desastroso, ya que como consecuencia de un movimiento de rocas quedó oculta, siendo necesario reptar para poder contemplarla. Se encuentra rota en su parte superior derecha, pero en comparación a muchas que la rodean y que han estado expuestas a la intemperie, el texto grabado es totalmente legible.

SACRED

TO THE MEMORY

OF

COLONEL SIR RICHARD FLETCHER B.A.R.T.

CAPTAIN C. RHODES

CAPTAIN G. COLLYER

LIET    L   MACHELL

CORPS OF ROYAL INGINEERS

WHO FELL AT THE SIEGE OF SAN SEBASTIAN

AUGUST 1.813

          En ella se nombran a los siguientes ingenieros militares británicos:

TENIENTE CORONEL RICHARD FLETCHER

          De él hablaré en el siguiente capítulo.

          CAPITAN CHARLES STEECH RHODES

          Nombrado Capitán 2º de los Ingenieros Reales desde 1 de Julio de 1806, y Capitán desde 1 de Mayo de 1811.

          Veterano de la Campaña del Báltico de 1807.

          Llegó a la Campaña Península en Septiembre de 1812

          Murió el 31 de Agosto de 1813 durante el asalto a las brechas de San Sebastián (1).

          CAPITAN GEORGE COLLYER

          Sirvió en el Báltico en 1807

          Nombrado primer Teniente el 1 de Mayo de 1807, y ascendido a Capitán el 5 de Marzo de 1812

          Llegó a la península en Agosto de 1813, falleciendo a los pocos días en el asalto del 31 de Agosto de 1813 (2).

TENIENTE LANCELOT MACHELL

          Nombrado 2º Teniente de Real Cuerpo de Ingenieros el 21 de Julio de 1810, primer teniente el 1 de Mayo de 1811

          Llegó a la península en Diciembre de 1812

          Murió en el fracasado asalto a las brechas del 25 de Julio de 1813 (3).

          En la foto, se puede ver la gruta que se ha producido a consecuencia del corrimiento de rocas. En esa foto se observa también  la lápida que trato en el siguiente punto, y nos sirve de referencia para situar la de los ingenieros reales, casi a ras del suelo en el fondo del agujero.

(1)     Lionel S. Challis’s. “Peninsula Roll Call”. www.napoleon-series.org.

(2)     Idem.

(3)     Idem.

(4)     Grabado de N. Gomar del año 1887, Imprenta “Sucesores de Rivadeneyra”. Madrid., Aparecido publicado en la revista “Ilustración Española y Americana”. El texto dice: “En la roca alta hay una lápida con una inscripción inglesa que dice: (…) Esta lápida es la más antigua y corresponde a las postrimerías de la guerra de Independencia”. Koldo Mitxelena Kulturunea.

13.2.- LÁPIDA DE GEORGE REX

          Esta lápida de mármol blanco procede casi con toda seguridad del monumento que se erigió en honor de Fletcher y los Ingenieros Reales caídos durante el sitio de San Sebastián de 1813. Sus medidas son 33 cms. de alto por 81 cms. de largo. Originariamente estuvo emplazada en el lugar conocido como Aize – Errota o Molino de viento, en la zona conocida como Pintoré.

          Existe un documento de la Junta de Gobierno del Museo Municipal fechado el 19 de Abril de 1915, en el que la inscriben como perteneciente a la 3ª Sección de arte moderno, y la catalogan como un donativo con el número 2105 (1).

          “3ª Sección. ARTE MODERNO. Nº 2105

          Lápida conmemorativa inglesa del sitio de San Sebastián de 1813, del monumento que existió en Aize errota (Molino de viento), estribaciones del Oriamendi, frente a Pintoré dominando la costa de San Sebastián”.

          En la inscripción podemos leer:

GEORGIUS

GEORGII * TERTII* FILIUS

BRITANNIARUM*REGNUM UNITUM * REGENS

ET * QUI * REGIAE * MAIESTATI

A * SANCTIORIBUS * CONSILIIS * SUNT

HOC MONUMENTUM

PONENDUM * CURAVERUNT

AÑÑO * SACRO

MDCCCXIIII

          Formó parte de la “Exposición Histórica” realizada en la antigua fábrica de tabacos de la calle Garibay, y se menciona esta placa de la siguiente manera (2):

          “Corona esta notable instalación una lápida de gran interés histórico. En las proximidades de Ayete erigió el Gobierno inglés un Monumento en honor de los jefes y oficiales muertos durante el sitio y asalto de San Sebastián en 1813, pero de tal Monumento no se conservaba ni memoria. Alguien, sin embargo, descubrió un trozo del mismo, y ha venido a parar a manos de los ingenieros militares señores Olavide, Albarellos y Vigon, quienes lo presentan en su interesante instalación.

          Este trozo es una lápida de mármol blanco, que lleva grabada la siguiente inscripción latina: (…)”

         Todas las fuentes nos indican su procedencia, y la posterior instalación de la misma en el cementerio del monte Urgull. Este es un claro y evidente razonamiento para pensar que la famosa lápida de arenisca situada en la base de la tumba de Sara, mencionando a los cuatro ingenieros, puede haber sufrido los mismos avatares que esta placa.

          Su estado actual de abandono la hace totalmente ilegible, ya que su cara principal está completamente expuesta a los elementos climatológicos.

 

(1)     Acta de la sesión de la Junta de Gobierno del Museo Municipal del 9 de Abril de 1915

(2)     J.BENGOECHEA. “Exposición Histórica”. Revista Bascongada Euskal Erria. Pág. 373.

13.3.- LAPIDA EN HONOR A LOS HÉROES QUE SÓLO DIOS CONOCE

1808-1814, 1836-1838

           Esta lápida es una de las causantes de las numerosas equivocaciones que tienen los visitantes, y muchos donostiarras, que al leerla creen que  en este camposanto descansan los restos de soldados británicos de la Guerra de la Independencia. Esta placa se colocó en 1924, según el general Arzadun tapando un escudo existente en la pared del acantilado del que no se sabía a quién pertenecía.

          Aprovechando esta circunstancia, y tomando como ejemplo los homenajes y monumentos en honor del “soldado desconocido”, creados como consecuencia de la recientemente terminada I Guerra Mundial por los países contendientes, se pensó hacer algo parecido en nuestro cementerio.

          Lamentablemente, y a pesar de las buenas intenciones de los ideólogos de este homenaje, la placa solamente ha servido para crear confusión sobre la verdadera cronología del campo santo. Muchos visitantes, e incluso historiadores y cronistas, mencionan este conjunto histórico como el lugar de reposo de soldados aliados caídos en 1813, cuando esto es, de momento, a falta de más evidencias, totalmente falso.

          Como ya he comentado anteriormente, el blasón pertenecía a Don Pedro Berasaluce, del que trato en su correspondiente apartado, tal y como razono, no se trataba de una tumba. Era solamente una lápida recordándole.

          El historiador de temas donostiarras Federico Bordejé Garcés, escribía lo siguiente ya por el año 1952:

          “y la poética tumba de Don Pedro de Berasaluce y Elorza, muerto en 1866, situada al pie de una gran peña y sombreada por un árbol que le proporcionaba la mayor belleza. Dicha lápida se hallaba encuadrada también por su blasón, lo que no impidió que al restaurar el Cementerio de los Ingleses, se colocara en dicha tumba otra lápida dedicada “ a los muertos que sólo Dios conoce”, a pesar de lo bien que conocemos al personaje allí enterrado”.

13.4.- MONUMENTO  DEL  CASTILLO Y AGUILA

          Este conjunto monumental, levantado en el lugar para servir de centro de los actos, remodelar el cementerio dándole una mayor monumentalidad, y de esta manera dar mayor empaque a la ceremonia de 1924, presenta en la actualidad un estado de total abandono.

          La parte más escultórica del conjunto pertenecía a una de las escenas con que contaba el desaparecido monumento del Centenario, que presidió los jardines de Alderdi-Eder de 1913 a 1924, año en que se procedió a su desmontaje. Parece ser que a sugerencia del arquitecto y dibujante Eduardo Lagarde (1), se consideró la conveniencia de su emplazamiento en el Cementerio de los Ingleses.

  • Imagen general del monumento.

  • Detalle de la parte trasladada al cementerio de los ingleses en 1924

  • Desmontaje del monumento a comienzos de 1924

          A tal efecto, se realizó una sólida base, en la que se escribió en español e inglés la frase:

“Inglaterra nos confía sus gloriosos restos.

Nuestra gratitud velará su eterno reposo”

          Sobre esa plataforma se situó el conjunto perteneciente al antiguo monumento, consistente en un castillo y las figuras de militares del ejército aliado, entre las que destaca un oficial y un soldado británicos, un abanderado de la misma nacionalidad, un soldado portugués, y finalmente otro que parece ser un paisano intentando mover el cañón sobre el que gira la escena de combate.

          Sobre la plataforma del castillete, se eleva majestuosa una gran piedra plana coronada con un águila de bronce como símbolo de victoria. En esta gran superficie existen dos inscripciones, en inglés y en español, que fueron descubiertas por la reina de España Victoria Eugenia.

IN MEMORY

OF THE GALLANT

BRITISH SOLDIERS

WHO GAVE THEIR LIVES

FOR THE GREATNESS OF THEIR OWN COUNTRY

AND FOR INDEPENDENCE

AND LIBERTY OF SPAIN

--oo0oo--

A LA MEMORIA

DE LOS

VALIENTES SOLDADOS BRITÁNICOS

QUE DIERON LA VIDA

POR LA GRANDEZA DE SU PAÍS

Y POR LA INDEPENDENCIA

Y LA LIBERTAD DE ESPAÑA

          Tras correr la bandera de San Sebastián, sonaron los himnos nacionales de las dos naciones, y se dispararon quince salvas de honor. Recomiendo al lector interesado en saber cómo se desarrolló la ceremonia de inauguración, que retroceda en la lectura al capítulo en que la describo, o al que muestra transcritos literalmente todos los artículos aparecidos en la prensa donostiarra de la época.

          Actualmente esta gran piedra y su inscripción se encuentra muy deteriorada por los continuos ataques que viene sufriendo por elementos poco amantes de la verdadera historia de nuestra ciudad. No quiero extenderme en este punto para no herir susceptibilidades, por lo que me limitaré a mostrar unas fotografías del lamentable estado de abandono de todo el conjunto.

 

(1)     La Voz de Guipúzcoa. 1 de Octubre de 1924. Pág. 8

  • Estado actual de la inscripción del monumento inaugurado en 1924

  • Estado del conjunto procedente del monumento al centenario de 1913

14.- ENTERRAMIENTO DE SIR RICHARD FLETCHER

          Existe en San Sebastián la opinión, sostenida por algunos historiadores y cronistas, que los restos de Fletcher se encuentran enterrados en el Cementerio de Los Ingleses. Sin llegar a afirmar o negar el hecho, voy a exponer una serie de circunstancias que atañen al mismo.

          Según testimonios de autores contemporáneos, Sir Richard Fletcher, con otros oficiales de Ingenieros, fue enterrado en los Altos de San Bartolomé.  No debemos confundir su emplazamiento con el del posterior cementerio de San Bartolomé, fundado en la década de 1850.

          Posteriormente, el Coronel de Artillería Shaw (1),  veterano del asedio de San Sebastián, ya que había intervenido también como artillero en el sitio de 1813, en un libro se refiere a las operaciones del 5 de Mayo de 1836, describe las mismas aludiéndolas y comparándolas con las operaciones efectuadas durante la Guerra de Independencia, en esos mismos escenarios. Después de presentar el teatro de operaciones, dice lo siguiente (2):

          “The small monument near the windmill was erected to the memory of Sir Richard Fletcher, Capitán Rhodes and Collier, and Lieutenant Machel of the Royal Engineers, who were killed during the siege in 1813”.

          “El pequeño monumento junto al Molino de viento, ha sido erigido a la memoria de Sir Richard Fletcher, Capitanes Rhodes y Collyer y Teniente Machel, de los Ingenieros Reales, que murieron durante el sitio de 1813”.

Grabado realizado por el Coronel Claudius S. Shaw en 1836, en el que puede verse, a la izquierda, el mausoleo de Fletcher en el Molino de Viento.

          A mayor abundamiento, ha llegado hasta nosotros una lápida de mármol, dedicada por el Rey de Inglaterra, Jorge, fechado en 1814, que debe proceder de este monumento, y que en este momento se encuentra medio escondida en el Cementerio de los Ingleses. Hay dos páginas en la que se cita la recepción por parte del Museo de San Telmo, de una lápida conmemorativa inglesa, del sitio de San Sebastián de 1813, perteneciente al monumento que existió en el alto de Aitze-Errota (Molino de Viento). (3)

          Existe otra lápida, que también menciono anteriormente, en honor de los cuatro Ingenieros Reales, seguramente consecuencia de un testimonio de recuerdo dejado por los Ingenieros Ingleses en tiempos de la I Guerra Carlista, a sus compañeros caídos 20 años antes.

          Me queda apuntar sólo unos restos en piedra arenisca, encontrados en la tumba de Sara, alusivos a Fletcher y sus compañeros ingenieros, que seguramente pertenecen a otro monumento o tumba, ya sea la de Aize-Errota o de la propia tumba en la que fue inhumado en el alto de San Bartolomé. De todas maneras, es muy curioso que esta lápida se encuentre aquí. Podría ser un fragmento encontrado en otro lugar, como ocurre con la lápida de mármol del Rey Jorge, que es “contextualizada” en el cementerio de los ingleses con las mejores intenciones.

 

          En un artículo firmado por el Coronel E.A. Macartney-Filgate, cuya copia facilitó amablemente a mi padre el asistente de la librería del Instituto del Real Cuerpo de Ingenieros, Mrs. M. Magnuson, por mediación de Mr. Yuill, otro británico apasionado de nuestra historia, puede leerse:

 

          “El coronel Sir Richard Fletcher, a cuya pericia deben su eficacia las famosas líneas de Torres Vedras, murió el 31 de Agosto de 1813, durante el segundo asalto a San Sebastián. Se encontraba comentando con Sir Thomas Graham la situación del combate a consecuencia del fracaso de los primeros ataques a la brecha abierta en la muralla de la fortificación, al descubierto, en las proximidades del cruce del río Urumea, en un lugar conocido como el Arenal de Gros, lugar en el que murió.

 

          Su cuerpo con el de otros oficiales ingleses fue enterrado en el alto de Aitzerrota (Molino de Viento) en la finca que hoy se llama “La Cumbre”, propiedad del Duque de Tovar.

 

          Fue erigido un sencillo monumento, cuya descripción está en poder del conservador del Museo Municipal de San Sebastián, Don Pedro de Soraluce. Durante la Primera Guerra Carlista en 1836, el monumento fue respetado tanto por los carlistas como por los cristinos, pero desapareció, en algún momento, hace unos 50 años aproximadamente, a causa de las remodelaciones de la ciudad y sus suburbios. Simultáneamente, en la ladera escarpada de las alturas de la Mota que dominan el Golfo de Vizcaya, fueron colocadas varias lápidas rusticas conmemorativas de los oficiales británicos de la British Legion que lucharon por la causa cristina en 1836, siendo colocada una más en memoria de sir Richard Fletcher. Es de resaltar que esta no tiene nada que ver con su sepultura o con el monumento original, siendo posiblemente colocada en este lugar como compensación por la destrucción de la sepultura y mausoleo originales.”

 

          El lugar en el que cayó – Arenal de Gros – está situado en la orilla Este del Urumea, al pie de las colinas de arena del Chofre (Chofre Sandhills),en el que estaban emplazadas las principales baterías de brecha; el lugar en el que fue enterrado está situado al oeste del río Urumea, en las alturas de San Bartolomé.

 

San Sebastián en la época de la I Guerra Carlista. A la derecha, en la parte inferior, señalado en rojo, se puede ver el comienzo del arenal donde cayó mortalmente herido Fletcher.

          Otro lugar posible de enterramiento podría ser el en terrenos del antiguo cementerio de San Bartolomé, aunque dudo sobre esta posibilidad, al ser cronológicamente muy posterior a los hechos de 1813.

          En 1906, a preguntas realizadas por el Mayor Leslie (R.A.), el vice cónsul británico en San Sebastián expone la creencia de que los restos de oficiales y tropa fueron enterrados en el cementerio de San Bartolomé, por lo que, al ser clausurado este, como no son reclamados estos por particulares ni gobierno alguno, fueron enterrados en una fosa común, desapareciendo todo rastro.

          En el grabado de la izquierda, realizado por E. Irabien, identifican el lugar como la tumba de Fletcher, aportando más confusión aún al tema. De todas maneras, si nos fijamos bien en el dibujo de la lápida, hay una cuestión que no me encaja…  ¿Por qué tapa los nombres de sus compañeros caídos dejando ver solamente el de Richard Fletcher?

          A modo de conclusión.

          No está demostrado que Fletcher esté enterrado en el Cementerio de los Ingleses de San Sebastián, siendo muy remota esta posibilidad. Personalmente creo que son totalmente erróneos los estudios y publicaciones lo afirman.

          Lo más probable es que se enterrara en la zona del Palacio de la Cumbre, cerca del Molino de Viento, y que con el paso del tiempo, los conflictos bélicos del s. XIX y/o los intereses urbanísticos, finalmente desapareciera con todos sus restos. Por los restos encontrados y cedidos al Museo de San Telmo, queda claramente demostrada la existencia de ese mausoleo, y su  posterior desaparición.

          Al amante de la historia, principalmente de la referida a la Guerra de Independencia, sólo le resta la oportunidad, para ver algo material sobre este importantísimo militar, muerto en San Sebastián en 1813, su monumento en la Abadía de Westminster.

(1)     Claudius Shaw. 1º Teniente de la Royal Artillery desde el 30 de mayo de 1812. Estuvo presente en la Campaña Peninsular desde Septiembre de 1812 hasta Abril de 1814. Presente en las dos partes del asedio de San Sebastián, y posteriormente en el Paso del Bidasoa y del Nive. Participó en la Guerra contra los Estados Unidos en 1814, participando en la batalla del Niagara.

(2)     SHAW, CLAUDIUS. The Gentleman’s Magazine. “Description of the Panorama of San Sebastián”. London. 1838.

(3)     Acta de la sesión de la Junta de Gobierno del Museo Municipal del 9 de Abril de 1915.

15.- EL CAÑÓN REGALADO POR EL GOBIERNO BRITÁNICO

PARA LA CEREMONIA DE 1924

          Muchos donostiarras ignoran que uno de los restos de esa ceremonia del año 1924, hasta hace pocos años, estaba muy presente en las fiestas donostiarras. Se trata del cañón que desembarcó el destructor británico HMS. “Malcolm” para ser colocado en la parte superior del castillete del antiguo monumento al Centenario, que se subió hasta el monte Urgull. Esta pieza de museo, era la utilizada por D. Luis Mocoroa y sus artilleros, para dar el tan deseado “txupinazo”, indicativo del comienzo de nuestra “Semana Grande”.

          Examinémoslo detenidamente:

         Cañón medio de bronce inglés, que se encuentra montado sobre una réplica de cureña de campaña modelo británico, totalmente moderna, incluso en sus herrajes.

          Tiene en su brocal una mira de puntería.

          En la caña del tubo se encuentra un grabado que nos indica el período en el que fue realizada la pieza. Se trata de un escudo de la orden de la jarretera, ya que en ,el se puede leer "Honi soit qui mal y pense" grabado en el cinturón. Este rodea la letra "C".

          Cuando un cañón se manufacturaba, solía grabarse en el mismo un escudo indicando quien era en ese momento el maestre general de la artillería (Master General of the Ordenance). El escudo que nos ocupa pertenece a John Pitt, 2º Conde de Chatham, nacido el 9 de Octubre de 1756 y fallecido el 24 de Septiembre de 1835. Ocupó el cargo de maestre  en dos períodos casi consecutivos. El primero entre los años 1801 a 1806, y el segundo de 1807 a 1810. Entre estos años se podría fechar con total certeza la realización del cañón.

          Al comienzo del segundo refuerzo, se encuentra grabada una flecha, conocida como "flecha ancha", símbolo con que se marcaban todas las piezas propiedad de la corona británica.

          En el primer cuerpo o refuerzo se encuentra el grabado que nos indica en que reinado se manufacturó el cañón. Nuevamente encontramos el lema de la orden de jarretera "Honi soit qui mal y pense", rodeando las iniciales "GR". Estas nos indican que en el momento de la fundición del cañón, el monarca era el rey Jorge III, ya que hay un tres anudado a la G.

          El oído del cañón se encuentra en perfecto estado, estando la pieza en disposición de disparar.

  • E. EGG, J. JOBÉ, H. LACHOUQUE, PH.-E.CLEATOR, D. REICHEL. “CANNONS. Histoire Ilustrée de L'Artillerie.” Editorial Lausanne. 1971.
  • TERENCE WISE, RICHARD HOOK. “Artillery Equipments of the Napoleonic Wars.” Osprey. Men at Arms. OspreyPublishing Ltd. London. 1979.
  • Royal Australian Artillery Historical Company. http://www.artilleryhistory.org.au/ 

16.- PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL CEMENTERIO

          El pasado creo que ha quedado bastante claro a todos los lectores de este trabajo. El presente lo intentaré exponer en breves líneas, y a consecuencia de este, no sé si podremos hablar del futuro, ya que muy a mi pesar, igual no lo tiene.

          En nuestros días, el cementerio ha pasado por muchos estados. Ha sido restaurado varias veces, ha sufrido ataques de incontrolados que han intentado borrar partes de la historia de nuestra ciudad que a algunos no gustan. Ha tenido responsables municipales más preocupados por la vegetación y jardinería de la zona, dejando setos, flores y arboles muy bien cuidados, mientras descuidaban el conjunto monumental que se caía poco a poco.

          El año 1987, el cementerio sufrió un ataque por parte de unos “descerebrados”, que ocasionó la pérdida de una de las tumbas principales del conjunto, la del mariscal Gurrea. La derribaron de su pedestal, dejándola tirada en el suelo. Ante estos hechos, decidí intervenir en la prensa local para denunciarlos públicamente, así como plantear un cambio en la actitud de nuestros ediles con respecto a la seguridad y conservación del recinto.

          Seguidamente adjunto el artículo del periódico en el que se denunciaban los hechos, y a continuación otro artículo que publique sobre lo allí acontecido.

          Ese mismo año 1987, inmediatamente después de los ataques y tal vez como consecuencia de la sana y constructiva polémica que sostuve en prensa con D. Miguel Santamaria Erro, el ayuntamiento restauró la tumba de Gurrea y encargó la “restauración” del monumento de los soldados y castillete. Cuál es mi sorpresa cuando veo que se están “restaurando” las figuras sin un patrón histórico que seguir. No se había hecho ningún trabajo de documentación histórica de cómo eran las figuras originales. Ni siquiera se habían molestado en buscar una postal antigua que ilustrase a nuestros “restauradores”. De esta forma, encontramos que las figuras, a partir de esa fecha tienen las siguientes diferencias respecto a las originales.

          El oficial que está junto al cañón, antes tenía el brazo levantado, en actitud de señalar algo con el dedo índice. Ahora ese brazo reposa apoyado en el cañón. No me extraña, ya que después de tantos años…

          Le han quitado el bicornio (sombrero) de oficial.

          Le han quitado el sable que portaba en la mano derecha.

          El cañón es más largo ahora que antes.

         El mástil de la bandera es más largo en su parte inferior.

          El soldado de la derecha también tenía en la cabeza un gorro o especie de casco, que por arte de magia ha desaparecido.

          El brazo de este soldado también ha cambiado su ángulo a la altura del codo.

          El hombre apoyado en la rueda, antes parecía herido de muerte, mientras que ahora está empujando la pieza de artillería.

          A este, tal vez a consecuencia de su nuevo trabajo, algo más cansado que morirse, le han protegido la cabeza con un sombrerito estilo marinero.

          Todos estos detalles los recogió y denunció en prensa el señor Santamaría.

          El humor que me crea este despropósito esta ocasionado por la poca importancia de estos detalles, ya que, como puede apreciarse en la siguiente foto, que refleja el estado del conjunto con fecha de mayo de 2011, hace que estos sean del todo irrelevantes.

          El año 1993, se sufrió un nuevo ataque, que yo califico de más peligroso. Mientras que en el anterior se limitaron a derribar un mausoleo, tal vez como un acto de “gamberrismo”, en este segundo hecho se buscó lo que los antiguos romanos llamaban “damnatio memoriae”. Es decir, silenciar el mensaje de las lápidas. Olvidar lo que se nos explican desde el pasado. Perder para siempre un mensaje que nuestros antepasados querían que sus futuras generaciones recordaran.

          En efecto, el ataque se centró en las inscripciones, desapareciendo para siempre la de Sara Callender y su hija (no entiendo como después de casi 30 años, nuestras instituciones dejan que esa tumba siga siendo anónima, dando por bueno y conseguido el deseo de unos incontrolados). La dedicada al mariscal Gurrea se encontró hecha añicos, y la lápida de los capitanes tenía la cara principal picada. Afortunadamente la inscripción que dedicó el general Evans a su amigo Gurrea ha sido restaurada, pero las otras dos no, presentando esta última graves problemas de conservación que ya he indicado en su apartado correspondiente.

          La filmoteca vasca ha logrado rescatar y restaurar una cinta original de cine sobre la inauguración de 1924. Su estado era muy malo, pero su arreglo ha sido posible. Menos mal que de vez en cuando se puede dar una buena noticia.

          Tras exponer todos estos hechos, y la manera en que cada vez que se hace una actuación, se produce algún error consecuencia de la falta de una correcta investigación documental previa, el futuro de nuestro querido Cementerio de los Ingleses no está muy claro. O las instituciones que nos gobiernan cambian su forma de ver y cuidar las páginas de la historia de nuestra ciudad, o el futuro es muy incierto.

          Muchas cosas tienen que cambiar en las mentes y sensibilidades de quienes nos gobiernan y velan, o mejor dicho, deberían velar, con respecto a nuestro patrimonio histórico. Señores, el paso inexorable del tiempo y las chapuzas, la cultura, política, educación… o como queramos llamarlo, mal entendidas, harán que de manera irremediable perdamos para siempre un rincón de Donosti que invita a pensar. Un “txoko” nuestro, más nuestro que nunca, que hemos podido disfrutar, y que nos obliga, moralmente,  a intentar que nuestros hijos también puedan experimentar nuestras sensaciones y sentirlo suyo.

17.- OTRAS FOTOGRAFÍAS

Fotografías pertenecientes a los fondos de la Fototeca de la Kutxa – Kutxa Fototeka

 

“Decid a vuestra nación que el pueblo de San Sebastián, Hidalgo y caballeroso, sabe prometer y cumplir lo prometido… por eso, decid a vuestro pueblo que tenga la seguridad de que los restos de sus hijos que hoy deja entre nosotros serán tan venerados como si fueran hijos nuestros”.

PRADO

ALCALDE DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

 

San Sebastián 23 DE julio de 2020

 

JOSÉ MARÍA LECLERCQ SÁIZ

Arqueólogo e Historiador