INTRODUCCIÓN

                    En el verano de 1989, la Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi, de San Sebastián, recibió el aviso de que en unas obras, en el cercano pueblo de Tolosa, habían aparecido numerosos restos humanos. Inmediatamente se organizó una excavación de urgencia, para entresacar el mayor número de datos posibles al respecto.

                    Nos encontramos en los años de “boum” inmobiliario, y se está procediendo al derribo de un antiguo convento de las hermanas clarisas, en los terrenos conocidos como Igarondo, en Tolosa, para dejar paso a la construcción futuros pisos. En el lugar, perteneciente a los antiguos terrenos sitos entre el convento y el río, así como los del antiguo huerto de las monjas, en efecto, entre la tierra removida, se dejaban entrever algunos huesos, sin duda humanos.

                    EXCAVACIÓN

                    Durante los trabajos de investigación realizados, se pudo encontrar, en las paredes del antiguo edificio, inscripciones medio borradas por el tiempo, colocadas en lo alto de las puertas. En alguna de ellas, se pudo leer claramente la palabra “enfermerie”. Una palabra, escrita en francés, que nos daba claras pistas sobre el drama que se desarrolló entre estos muros hace dos siglos. Las tropas invasoras convirtieron el convento en un hospital militar con no menos de quinientas camas, lo que ocasionaba el colapso de toda la comarca ante la masiva llegada de heridos franceses desde diversos lugares de nuestra geografía. Este hecho obligaba a exigir a todos los médicos locales que ayudaran en el tratamiento de los soldados, minusvalorando las necesidades de la población local, que a la postre sufrió la lógica falta de atención sanitaria. Existen documentos en los que se quejan, los profesionales tolosarras, de estos hechos.

                    Retrocedamos unos años, e imaginémonos el mundo que rodeaba estos restos. Estamos en plena Guerra de Independencia, en un mundo en que los caminos son inseguros y mortales para los soldados de la vecina Francia. Un mundo en el que las tropas hispano-británicas se están haciendo dueñas del país, recuperándolo y presionando duramente a las tropas napoleónicas hacia sus originarias fronteras.

                    ¿Qué es lo que hemos encontrado en el huerto del antiguo convento – hospital?

                    Muy sencillo, estamos en el lugar de enterramiento de los oficiales y soldados napoleónicos, que no sobrevivieron a las primitivas curas de esas épocas. Soldados franceses que nunca regresaron para poder fundirse en abrazos y besos con los seres que les querían, que les amaban, que les esperaban… y nunca más supieron de ellos. Son soldados caídos y tragados por el anonimato que casi siempre rodea a los vencidos. Perdedores ante el olvido de las prisas, del miedo, de la derrota. Cuantos padres, esposas e hijos nunca supieron , realmente, que había pasado con su ser amado. Nunca supieron donde había muerto. Qué le había matado. Nunca tuvieron un lugar donde depositar unas sencillas flores, y poder derramar una emocionada lágrima.

                    ENTERRAMIENTOS Y DATACIÓN

                    La mayoría de los 115 cuerpos encontrados pertenecían a varones de edades cercanas a los veinte años. Los cuerpos se caracterizaban por tener unas complexiones fuertes y una dentadura en muy buen estado.

                    Había dos formas de inhumación claramente diferenciadas, la sepultura individual realizada en ataúd, y la fosa común, realizada en fosas rectilíneas y con varios pisos de individuos encontrados.

                    Las hipótesis sobre las realizadas de manera individual son dos. Una es que pertenezcan a un período de tiempo anterior a la derrota de las armas francesas, es decir, antes de 1813, con la retirada tras la batalla de Vitoria, por lo que las inhumaciones se harían sin prisas y de manera correcta. O que perteneciendo a oficiales, se les diese un entierro diferente, incluso en momentos de prisas. Yo personalmente me inclino a que este tipo de enterramiento, pertenezca a los oficiales franceses fallecidos con anterioridad a 1813. Lo de oficiales estaría basado únicamente en la diferenciación del "modus operandi" a la hora de realizar la inhumación, ya que entre los restos no apareció ningún objeto que los pudiera significarlos como tales.

                    Por otro lado los entierros en fosas comunes, a mi humilde modo de entender, y analizando las posturas de los cuerpos encontrados, hace que me decante por datarlos en el mencionado año de 1813. La forma de dejar caer los cuerpos de los muertos denota una gran prisa, y una sorprendente falta de consideración hacía el compañero o enemigo caído. Seguramente estemos ante las muertes de numerosos heridos llegados tras la batalla perdida en los campos de Vitoria, rematados por la dureza del camino, y las nuevas víctimas producidas tras los duros enfrentamientos acontecidos durante la retirada hacia San Sebastián y la frontera francesa. El hostigamiento aliado es continuo e implacable. No olvidemos que en esta localidad de Tolosa, hubo un gran enfrentamiento con las avanzadas aliadas, intentando retrasar su avance hacia el Bidasoa.

                    RESTOS Y LESIONES

                    Entre los cuerpos hallados hay que destacar este esqueleto, en el que se puede apreciar un fémur amputado. Aparecieron no menos de ocho amputaciones. El serrado del mismo no fue completo, ya que hay una mínima parte del hueso astillada. Este detalle demuestra una falta de profesionalidad o de tiempo, por parte del cirujano, que no terminó el corte total del miembro. La falta de cicatrización del hueso es claro síntoma de la no supervivencia del individuo tras la intervención.

                    Muchos huesos largos presentaban fracturas y un deterioro notable en las zonas cercanas a las mismas. Este detalle junto a la aparición de numerosos alfileres de bronce alrededor de la lesión, son claros síntomas de encontrarnos ante unas fracturas abiertas y seguramente gangrenadas, que causaron el fallecimiento del militar. Los alfileres fueron utilizados para sujetar las vendas y gasas que cubrían las heridas abiertas.

                    Los restos hallados fueron conservados por la Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi de San Sebastián para su posterior estudio y custodia. Del cementerio “in situ”, ya no queda nada, ni una mínima referencia o indicación.

                    Así mismo es curioso el cráneo que presenta un agujero de forma triangular, hecho claramente coincidente con la sección de las bayonetas de la época. O el hallazgo de un proyectil incrustado en la cadera de otro individuo, lo que le habría ocasionado una muerte a causa de una segura peritonitis. Hay que notar la falta de poder de penetración de los proyectiles esféricos de la época, lo que ocasionaba grandes destrozos traumáticos en las zonas afectadas por su impacto.

                    CONCLUSIONES

                    Nos encontramos ante un cementerio militar francés, perteneciente a la Guerra de Independencia, situado a escasos 40 kilómetros de la ciudad de San Sebastián (Guipúzcoa). Estaba situado en los terrenos pertenecientes a las huertas del antiguo convento de las monjas clarisas, de Tolosa, que durante la guerra fue ocupado por las tropas francesas y utilizado como hospital militar. Es casi seguro que algunos enterramientos sean anteriores a 1813, muertos por acciones de la guerrilla o por otras causas que desconocemos, pero ninguno posterior a esa fecha. Casi todos podrían ser datados en el ya mencionado año, como consecuencia de la retirada de los ejércitos franceses ante los reveses bélicos sufridos.

                    Las prisas y la falta de interés por el tema y período histórico que nos ocupan, motivaron la imposibilidad de excavar todo el área utilizada como cementerio militar, no pudiendo analizarse más que una mínima parte de la misma, sucumbiendo el resto bajo las implacables palas de las excavadoras. El número de enterrados en este "huerto" podría superar con facilidad el de varios centenares de individuos.

      Si quieres saber más, puedes descargarte el siguiente pdf, con el que podrás  ver las conclusiones a las que llegó el equipo encabezado por el forense Francisco Etxeberria.

ESTUDIO DEL CEMENTERIO MILITAR DE TOLOSA

Estudio del cementerio de Igarondo (Tolosa), realizado por el equipo dirigido por D. Francisco Etxeberria, perteneciente a la sociedad de ciencias Aranzadi.