AUTORES:

Cuendias, Manuel de. y Féréal, V.

TÍTULO:

"L'Espagne Pintoresque, Artistique et Monumental". Paris. 1848.

TRADUCCIÓN:

    Los alrededores de la costa de San Sebastián son muy fértiles y alegres. Encontramos cantidad de grandes árboles, de los que la mayor parte son tilos. Durante la primavera, sus flores amarillas dan a todos los alrededores un tinte dorado que los hace brillar durante la mañana, a la salida del Sol, y por la tarde, cuando los últimos rayos de rompen y se multiplican en las aguas del mar. Durante todo el verano, millares de arbustos, lirios salvajes y una multitud de plantas medicinales perfuman el aire y hacen de San Sebastián una de las villas de España en las que el calor es menos perjudicial. Después, cada tarde, la brisa que se eleva desde el océano contribuye también mucho al saneamiento de la atmosfera. Pero si miramos San Sebastián desde el lado del mar, todo es árido, todo está oscuro y desolado. No se ven más que montículos sin nombre, pelados, sin arbustos, sin una brizna de hierba. Las arenas ardientes durante el verano, heladas durante el invierno, y en esas arenas osamentas humanas mezcladas entre restos de armas!... Entre estos restos, los pastores vizcaínos gustan improvisar sus graciosas baladas y sus canciones de amor!... cantos de amor, que acompañan normalmente golpeando el ritmo sobre un cráneo medio petrificado, sobre el cual aún vemos el agujero hecho por una bala, puesto que el cráneo pertenece a uno de los soldados muertos sobre el campo de batalla el 31 de Agosto de 1813!...

     Si usted nunca ha respirado la brisa del mar sobre la árida playa de San Sebastián, marche con precaución, por miedo a pisar con los pies las osamentas de sus hermano... y rece una plegaria por el alma de sus compatriotas, si usted es francés, pues muchos franceses sucumbieron en esta jornada. Rece aún más, si usted es inglés o portugués, puesto que ingleses y portugueses cayeron por millares. Rece y llore si usted es español, puesto que ese día, la sangre española corrió por torrentes, y España perdió su libertad arrancando del exilio al rey Fernando VII.